Siempre de guardia: una vida dedicada a la medicina peruana

#HéroesDelBicentenario

Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, recuerda Graciela Celis Peñaloza a su esposo el médico gineco-obstetra, Dr. Elder Florida Alvarado, quien acaeció luchando por la salud de nuestro país en un hospital de Chancay, víctima del Covid-19.

“Mi esposo era un médico excelente, un buen hijo, gran padre y esposo, pero también un excelente compañero, amigo de sus pacientes – su pasión era su hospital, y nunca dejó de trabajar por ellos. Pero él tenía un problema, de niño tuvo broncoespasmos y asma, por lo cual le rogué que pidiera licencia, pero él me dijo que cada vez había menos profesionales de salud atendiendo, y no podía darse el lujo de ausentarse, porque sus pacientes lo necesitaban”, declaró la señora Graciela.

“Él nunca dejo de atender en la pandemia, siempre contestó su celular y brindaba consultas telefónicas permanentemente, las veinticuatro horas del día. Aun cuando no hacía guardia, nunca apagaba el teléfono, porque seguía absolviendo dudas todas las madrugadas, de todos los días, pues trabajaba con gestantes y ellas hacen emergencia en cualquier momento. Lo recuerdo con mucho amor, era una persona muy divertida, no había forma que él estuviera triste, pues siempre le buscaba el lado gracioso a todo. No hay obstetra, enfermera, médico, que no haya tenido un sobrenombre para él. No había forma que alguien no supiera que él estaba de guardia, por su risa bullera, una risa estruendosa que alegraba a todos sus amigos y pacientes”, comenta la esposa del médico Elder.